Hay quien peca de optimismo y pone la base del matrimonio en: “quiero que mi pareja me haga feliz y si algo no me gusta de ella, ya cambiará”. Por ello sería conveniente aplicar estos 4 consejos para el hogar…
Con este optimismo pueden pasar años. Engañados por la emoción del amor, sin pensar que la emoción es puro fogeo y que el amor hay que cultivarlo para que crezca y se haga fuerte y sea para siempre.
El tiempo por sí solo no cambia nada, sólo enquista y envejece, no madura cuando el yo lo domina todo, cuando solo se busca la propia felicidad y la sumisión del otro a ese fin.
Siempre llegan dificultades, a nadie le sale todo como lo había imaginado. Puede llegar la enfermedad, el paro, un hijo con problemas, y tantas otras cosas, pero los escalones son para subirlos, no para tropezarse con ellos. Hay que aprender a subir y si se cae, aprender a levantarse y volver a empezar.
En el matrimonio el otro debe ser el apoyo pero sin confundirlo con un paño de lágrimas. Ejercitar la fortaleza en la medida de lo posible para hacer del hogar un lugar de sonrisas y no de quejas es algo a tener en cuenta.
Consejos para el hogar:
Pedir perdón. Perdonar y olvidar
En cualquier relación hay roces y a veces heridas producidas muchas veces por la lengua que es un arma peligrosa y destructiva.
Cuántas situaciones tensas se resuelven callando. Y después aprender a pedir perdón. Y aprender a perdonar y olvidar.
Si la base del matrimonio es el amor y la confianza, ambos deben salvaguardarse con la delicadeza que es esencial en la convivencia.
Sentar las bases en una relación matrimonial requiere ante todo conocerse y aceptarse.
Crecer juntos desde la diferencia
El matrimonio se da entre dos personas distintas con sus defectos y sus virtudes, aspectos positivos y aspectos negativos, cosas que gustan y cosas que no gustan.
Hay que poner todas las cartas sobre la mesa, jugar limpio. Después vendrá ese ejercicio de la libertad de aceptar o no a la otra persona como es con la voluntad en ejercicio de quererla para siempre. Crecer juntos desde la diferencia. Ayuda mutua, lo contrario a “que me quiera, que me ayude, que me sirva”, que es egoísmo puro y duro. Nada que ver con el amor.
Renunciar al propio yo
Desde una personalidad madura. Se trata de ceder cuando se ve oportuno por el bien de los dos, aunque se sigan teniendo claros los criterios.
Convencer si es posible. Vencer sin convencer no sirve, es pura tozudería que hace más daño del que pretende.
Paciencia por parte del que tiene razón.
Amar comporta sufrimiento
Porque en toda vida que se desarrolla hay crisis de crecimiento.
Los conflictos son posibilidades de un mayor conocimiento mutuo y de ejercer cada uno valores que quizá seguían ignorados.
Amar es una llamada a la entrega y de ahí viene la felicidad : de ver feliz a quien amas y al sumergirte en su felicidad encuentras la tuya.
Recuerda ver el video acá 👉🏼¿Cómo aprender a amar? I Web Familia – YouTube