Constantemente nos preocupamos de empujar a los niños a que trabajen, a que se tomen más interés en sus tareas y en sus clases.
De todos modos, debemos también conseguir unos momentos periódicamente para valorarles lo que están haciendo, particularmente felicitarles de algún modo por los esfuerzos que van haciendo.
Creo que no sería suficiente exigir y exigir si luego no supiéramos valorar los resultados, así de este modo, el niño aprenderá a conocer y distinguir lo que se debe a su esfuerzo y lo que se debe a la insistencia y cuidados de sus padres o profesores.