Los hijos son un regalo, no son un derecho que se nos da por el simple hecho de ser esposos, son un don, es decir, el regalo perfecto que se ha permitido para el crecimiento de la familia, aunque no son el final de un proceso, sino que está presente desde el inicio del amor.
¿Por qué los hijos son un regalo y no un derecho?
Los hijos al nacer reclaman ese amor, y no de cualquier forma, ya que los hijos no son un derecho sino un don; son el fruto del acto específico del amor conyugal de sus padres. Porque según la orden de la creación, el amor conyugal entre un hombre y una mujer y la transmisión de la vida están ordenados recíprocamente.
De esta manera, Dios hizo al hombre y a la mujer partícipes de la obra de su creación y, al mismo tiempo, los hizo instrumentos de su amor, confiando a su responsabilidad el futuro de la humanidad, a través de la transmisión de la vida humana.