La verdad del matrimonio: un alma gemela es alguien que tiene cerraduras que encajan en nuestras llaves, y llaves que encajan en nuestras cerraduras. Cuando nos sentimos lo suficientemente seguros para abrir las cerraduras, nuestra confiable personalidad sale y nosotros podemos ser completamente honestos con quienes somos; podemos ser amados por quienes somos y no por lo que pretendemos ser.
Cada uno muestra la mejor parte para el otro. No importa que es lo que esté mal con nosotros, con esta persona nosotros estamos seguros en nuestro paraíso. Nuestra alma gemela es alguien
que comparte nuestros anhelos, nuestro sentido de dirección. (Desde el otro lado del puente–Richard Bach)
¿Qué es casarse a fin de cuentas? ¿Una manifestación del amor?
Las respuestas pueden ser variadas y más o menos acertadas. Las habrá jocosas, irreverentes, maliciosas, románticas, desgraciadas, idealizadas, sublimizadas, destrozadas de hiperrealismo.
Lo cierto es que todo el mundo se atrevería a dar su respuesta aseverando que es la correcta. Porque ciertamente cada persona tiene un modo de ver el matrimonio según lo que se puede ver desde dentro o desde fuera. La perspectiva es bien distinta y no por eso menos cierta. Se puede ser un buen juez y rara vez en causa propia. Se veían mejor los toros desde la barrera (lo pongo en pasado por aquello de lo políticamente correcto).
Casarse es escoger a una persona que va a ser la compañera de tu vida. Es decir, elegirla entre muchas y para siempre. Este pequeño detalle del “para siempre” que parece ser el origen de muchos miedos, es precisamente la base de la seguridad, del sentirse protegido, del entender que nunca estaremos solos: él,
ella, estará siempre ahí.
Como en cualquier larga travesía habrá dificultades, incomprensiones, desacuerdos, pero todo puede tener solución si se ponen los medios. El primero medir el tamaño del disgusto. A veces estamos tan cerca del escollo que, si nos fiamos sólo de nuestro ojo, el miedo no nos dejará otra alternativa que el estamparnos en los riscos. Se va a la deriva y al desastre cuando no se busca ayuda.
Cultivar la humildad para tener flexibilidad, comprensión y sentido del humor y paciencia para no precipitarse. Saber perdonar, saber esperar. Otro factor de madurez y estabilidad es el aspecto
sobrenatural.
El escritor Nicholas Sparks en una entrevista constata que cuando se trata de su matrimonio, encuentra que su espiritualidad es fortalecedora.
«Te mantiene haciendo lo correcto cuando preferirías no hacerlo», dice. «Te da más paciencia cuando estás en una pelea, te das cuenta de que te comprometiste ante Dios y no haces cosas estúpidas que amenazarían eso. Sabes que estás en esto a largo plazo. Puedes pelear, enojarse, pero consolarse sabiendo que compromiso significa que no se va a ir, que no va a hacer estupideces, y que eso pasará».
Recurre a la oración: «Siempre es apropiado cuando estás frustrado», dijo. Especialmente en la aceptación de las cosas que no puedes cambiar. En “El diario de Noa” el mismo autor dice:
Hay muchas formas de quererse, ¿Sabes? Pero la suya era… total. Un amor puro, increíble, alucinante. Un amor especial como hay pocos. Y ellos lo sabían. Todos los enamorados del mundo creen que su amor es único y distinto, pero el de ellos sí lo era. Estaban hechos el uno para el otro, se tenían y deseaban fundirse en uno solo, cuando estaban juntos el tiempo se aceleraba y cuando estaban separados se hacía eterno. Cada beso, casa caricia, era un puro sentimiento desnudo. Podían pasarse horas mirándose a los ojos y nada más, pero cuando se acariciaban, se besaban… entonces… no hay palabras para describir esa emoción.
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